Así, cuando nos llegue el daño (físico, emocional, espiritual...), la sorpresa, el disgusto, tal vez la rabieta, sean tanto menores cuanto mayor el convencimiento de estar llevando esta maravilla que somos en "vasijas de barro". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Esta frase de Jesús en el episodio de la mujer adúltera me lleva a hacer la siguiente reflexión: No debo juzgar y condenar al otro por una debilidad a la cual yo también soy vulnerable, y podría incurrir en el mismo error.
Debo aceptar que soy vulnerable cuando se trata del pecado y que sólo la gracia de Dios puede ayudarme a superar mis vulnerabilidades.
Cuando acepto humildemente mis debilidades, Dios puede darme la fuerza para superarlas y mostrarme que es en la debilidad que Él manifiesta Su fuerza.
Reconocer mis vulnerabilidades me hace humilde para aceptar la ayuda de mis hermanos y hermanas y comprender cómo puedo ser una mejor persona cada día.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento