"Nosotros perdonamos". Por boca de padres y padrinos, lo rezamos por primera vez aquel día: "Se había abierto el cielo" (lo que no se ve es más real que lo que se ve) y la Voz había dicho: "Este es mi hijo; esta es mi hija". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
No considerar las ofensas no es quedar indiferentes al mal que nos hacen, sino es corresponder con amor, eliminando el rencor y destruyendo el odio.
Ni siquiera es esperar que el otro venga a pedir perdón, sino perdonarlo anticipadamente.
No esperar que el otro reconozca su error, sino perdonarlo de todos modos.
El perdón es una expresión de amor, que no elimina la corrección, sino que la convierte en un gesto de amor curativo para las heridas causadas por los resentimientos.
¿Qué pasa con los que perdonan así? ¿Se convierten en "una alfombra"? ¿Un “trapo"? ¿Un tonto?
No. Se vuelven superiores a las ofensas recibidas. Miran todo desde lo alto de una montaña de virtudes donde la base es el amor misericordioso y la humildad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento