Crece en el corazón de los creyentes el deseo de mostrar al mundo que Dios no es el Legislador Justiciero que viene a condenar, sino el Padre y Hermano que muere en la cruz perdonando y busca siempre la oveja perdida. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Jesús no los condenó porque su amor los tocó y los transformó. A algunos les recomendó no pecar más, pero a otros ni siquiera fue necesario.
Podemos ser la continuación del amor misericordioso de Jesús aquí en la tierra.
Tratemos de mirar con ternura y compasión a todos los que pecan, los que nos ofenden, los que nos persiguen, los que nos odian.
La misericordia no falta con la justicia, ella eleva a los demás a la condición de hermano y hermana.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento