Que crece, como todas las virtudes, a base de ejercicio. Cada vez que domino en mí la precipitación y la impaciencia, puedo perfumar el ambiente de serenidad y sosiego, y ayudar a ver todo con lucidez. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Para mantener el amor recíproco y una convivencia armoniosa, cada uno debe tener una actitud flexible y paciente.
El esfuerzo por respetar la forma de ser del otro es una forma de cultivar la paciencia.
Uno de los árboles que más resiste las tormentas es el bambú: por su capacidad de doblarse al extremo y por tener raíces profundas. Además, siempre crece en grupos, junto con muchos otros.
Cuanto más rígido es un árbol, más fácilmente puede caer o romperse con los vientos.
Nuestra actitud en nuestras relaciones, puede ser al igual que el bambú, tener la capacidad de doblarse sin romperse, cultivando la paciencia por medio del amor concreto al otro.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento