Para vivir en la luz. ¿A qué conducen la maledicencia, el chismorreo y todos esos venenos que corroen la convivencia si no es a sumirnos en una pobre vida estéril y oscura, y a privarnos de la bendición de Dios? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La estima del otro nace del deseo sincero de vivir el amor mutuo.
El amor ilumina nuestra mirada y empezamos a ver lo positivo que hay en cada persona. Empezamos a valorar sus cualidades y a descubrir sus talentos, resaltándolos.
Cuanto más amamos, más vemos a los demás con los ojos de Dios, que ve siempre lo positivo que hay en nuestro corazón, a veces de forma latente.
El amor mutuo inhibe nuestros defectos. Donde prevalece el amor, los defectos desaparecen. No como por arte de magia, sino a través de la ayuda de hermanos y hermanas que, por amor y con amor, nos ayudan a ser mejores personas.
Para valorarnos recíprocamente podemos intensificar el amor que resalta las cualidades y perdona todo, espera todo, cree en todo y todo lo soporta. (Cf. 1Cor 13,7)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento