Por tanto, para aumentar este espíritu, es necesario intensificar la vida de amor mutuo entre nosotros.
Intensificar la aceptación del otro como él es; intensificar el perdón recíproco; intensificar la disponibilidad para el servicio.
Donde aumenta el amor mutuo, aumenta la gratitud, la estima del otro, aumenta la escucha, el aprecio de cada uno individualmente para componer la armonía y la unidad del grupo.
El espíritu de familia creado por el amor mutuo se asemeja, incluso siendo aún imperfecto, al amor trinitario, porque el verdadero amor viene de Dios y regresa a Él a través de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento