No perder el contacto con Dios, que es quien da sentido a nuestra vida. No se requieren muchas palabras. Basta, por ejemplo, antes de cada acción, ofrecérsela, decirle: "por ti". Y todo el día se convierte así en oración. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Incluso cuando decimos una oración colectiva, cada persona tiene que dar este paso individualmente, de lo contrario serán solo palabras repetidas automáticamente.
Éste es el significado de lo que dice Jesús: "... retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto". (Mt 6,6)
Podemos hacer esto todo el día. Cuando oramos y cuando realizamos nuestras actividades.
Podemos ofrecer cada cosa a Dios en el silencio de nuestros corazones. Y nuestro día se convertirá en una oración continua.
Dios estará presente en nosotros y en el prójimo que encontramos y buscamos amar.
Nuestra vida será una oración.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento