"Esto es lo que debes hacer: dar la bienvenida a la Palabra y dejar que te transforme. No sólo esto. También tienes que permanecer fiel a Él, sosteniéndolo en tu corazón para que pueda moldear tu vida, así como la tierra alimenta una semilla para que brote y dé fruto. Por lo tanto, hay que dar los frutos de una nueva vida, que son los efectos de vivir la Palabra. Y hay que hacer esto no sólo cuando esto es fácil, sino siempre, incluso cuando tienes pruebas y sufrimientos en la vida y es más difícil mantener las buenas resoluciones que has tomado. "
Chiara Lubich
Contra el peligro, siempre al acecho, de una vida amorfa, monótona, aburrida, la voz sutil que resuena en nuestra conciencia, si la mantenemos despierta, es Voz de Dios que forma y da sentido, y devuelve las ganas de vivir. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". (Lc 21,33)
Jesús es la Palabra de Dios encarnada. Y Él prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos. Escuchar esta frase de su propia boca nos llena de alegría el corazón.
Las palabras de Jesús son verdad y vida. Por eso, acogerlas con alegría en el corazón nos produce una inmensa felicidad.
A todos nos gustaría acoger al mismo Dios. Y esto sería motivo de gran alegría. Pues bien, acoger su Palabra es lo mismo que acogerlo en persona.
Acoger la Palabra significa meditarla, vivirla y compartir los frutos de esta experiencia. La Palabra es acogida por nosotros, cuando la ponemos en práctica, cuando ella se convierte en nuestra forma de relacionarnos con Dios y con el mundo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento