El amor de Dios está dentro de mi. Yo soy instrumento de este amor y lo llevo a todas partes y en todas las situaciones.
Para aquellos que tiene el amor de Dios dentro de si, toda su vida está iluminada por ese amor.
Procuro amar en todo momento, y no solo cuando las circunstancias son favorables.
El amor de Dios se revela en las alegrías y en los dolores. Por tanto, si confío en el amor de Dios cuando todo está bien, también confío en medio de las adversidades.
Yo no enfrento los problemas confiando solo en mis fuerzas. Yo los enfrento con confianza en el amor de Dios que está en mi, que está en los demás que me rodean. Que está por encima de todas dificultades.
“Si yo tuviera que caminar por un valle oscuro, no temeré ningún mal, porque tu estás conmigo” (Sl. 23[22],4)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Porque ese Amor es como una "Llama" que se mantiene "viva" solo a base de pequeños sacrificios: son las "luchas" que nos acompañarán siempre en este mundo y que "la fe del corazón" deberá convertir en luz para nosotros y para los demás. (P.M.)