La Palabra debe hacerse vida en nuestra vida, en todas las expresiones de nuestra vida diaria, en la familia, en el trabajo, en la escuela, con los amigos, en todas partes y en todas las situaciones.
Evangelizar no es enseñar la Palabra, sino ante todo dar testimonio transformándola en vida.
Vivir un amor genuino por los hermanos, saber perdonar, acoger a todos sin distinción; en definitiva, vivir el amor en su totalidad.
Cuando pongo en práctica una sola frase del Evangelio como por ejemplo. “Perdonar setenta veces siete”, vivo todo el Evangelio.
Para amar a Dios, debo amar a mi prójimo, así cumplo toda la ley, todas las buenas reglas y toda ética, pues cuando amo no cometo transgresiones.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Porque "vivir" es lo que todos queremos, que "brille la vida". Cuando "habla" Dios por personas y grupos mostrando la bondad, el amor, la comprensión, la servicialidad... ¿no recuperamos todos la "confianza en el género humano"? (P.M.)