Debemos cuidar la naturaleza, lo que significa cuidar nuestra casa común. No porque esté de moda ser ecológicamente correctos, sino porque es nuestra obligación porque somos, criaturas dotadas de inteligencia y con la capacidad de interferir en el entorno en que vivimos.
Es nuestro deber y nuestra única salvación como seres humanos, porque nuestra interferencia puede alterar la armonía de los biomas y afectarnos mortalmente.
Lo que gobierna toda la creación, si miramos con ojos atentos, es una fuerza que nunca lleva al caos, sino a la armonía, una fuerza que está detrás de todo lo que existe y hace que cada cosa esté en función de la otra en una cadena infinita de fenómenos físicos y químicos, que apuntan todos al mismo fin: el cosmos infinito y armónico.
El ser humano está entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño y por tanto, en el punto de equilibrio y en la condición de tener como tarea orquestar, dentro de sus límites, la continuación de la gran belleza de Dios contenida en la Creación.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Los jóvenes nos lo han recordado: la tierra, nuestra casa, "clama por el daño que le provocamos"; ¿la convertiremos cada vez más en "un inmenso depósito de porquería"? Su propósito de hoy es: "Evitaré usar plástico desechable". (P.M.)