Somos y siempre seremos muy diferentes unos de otros. Y demos gracias a Dios por esto, porque es una gran riqueza.
Solo que, a veces esas diferencias son como aristas que nos lastiman. Y cuánto más nos acercamos en la relación, más puede suceder.
Solo hay una forma de limar estas aristas para que nos volvamos como cojinetes bien engrasados, haciendo que el engranaje de las relaciones sea saludable y sin fricciones dañinas, Es vivir del amor recíproco.
Él favorece la relación, elimina las fricciones y hace que las diferencias se transformen en riqueza que une y no en barrera que divide.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
La soberbia empobrece, porque intenta igualarnos sometiéndonos o excluyéndonos. La humildad, en cambio, acepta con realismo que somos diferentes y buscará siempre la armonía. "Hoy me esforzaré por amar a todos sin distinción". (P.M.)