“Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.”
Todos los días digo esta frase cuando rezo la oración del Padre nuestro.
No siempre me doy cuenta de su significado: la condición que pongo para ser perdonado es que yo perdone a quienes me ofenden. Es un compromiso muy serio.
No puedo rezar el Padre Nuestro y omitir esta parte, porque así nos enseñó a rezar Jesús.
Llamamos Dios Padre, decimos que su nombre es santo, que su Reino llegue a nosotros y que su voluntad sea hecha entre nosotros de la misma manera que es hecha en el cielo.
Después, pedimos el alimento cotidiano y pedimos perdón por nuestras faltas. Pero, también prometemos perdonar.
Por lo tanto, perdonemos y seremos perdonados.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Cuántas veces los demás tendrán que perdonarnos! Tardamos con frecuencia en enterarnos de haber ofendido. Por eso es bueno practicar nosotros la misericordia. Es una ley escrita en el cielo: se nos perdona según nosotros perdonamos. (P.M.)