Puedo hacer muchas cosas importantes en mi vida, pero nada se compara en grandeza a la menor voluntad de Dios.
Su voluntad es lo más importante porque es lo que realmente me realiza y me hace cumplir el plan de amor que Él pensó para mí.
A veces tenemos dudas sobre cuál es o no la voluntad de Dios, porque no nos preguntamos sobre el amor. Preguntarnos a cada instante si lo que hacemos es amor, es una buena estrategia para entender cuál es la mejor actitud o decisión a tomar.
Estoy haciendo a los demás lo que me gustaría que hicieran por mí?
Estoy amando al otro como a mí mismo?
Lo que hago, hablo y pienso, expresa mi amor por Dios?
Si la respuesta a estas preguntas es positiva, entonces realmente estoy haciendo lo que Dios quiere de mí en el momento presente.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Es un consejo materno. Nadie como Ella, la Virgen, Corazón purísimo de Mujer y de Madre, ha sufrido en su carne nuestra ingratitud a Dios. Y sabe que es Dios el único capaz de convertir nuestros corazones de piedra en corazones de carne. (P.M.)