Este es un paso importante para que haya una verdadera comunión: poner a disposición de los demás nuestras capacidades adquiridas, nuestras habilidades naturales, nuestras dotes artísticas y nuestros dones espirituales.
Incluso cuando ejercemos una actividad remunerada con nuestras capacidades, la disponibilidad de servir a través de ella puede revelar cuánto amor ponemos en lo que hacemos.
El amor que ponemos en nuestras acciones toca el corazón de las personas que, a su vez, se sienten amadas directamente por Dios.
La generosidad en la comunión es sinónimo de abundancia para todos.
“El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.” (2Cor. 8,15)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Sean grandes o pequeñas, que el amor y el servicio las hace grandes. Desde que nacemos somos cada uno la tesela necesaria y única que Dios coloca en el inmenso mosaico de la Creación. La Armonía entre nosotros será la Belleza de Dios. (P.M.)