Podemos anunciar el amor de Dios por nosotros con palabras y acciones, para que los demás crean.
Es fácil creer en el amor de Dios, cuando somos agraciados por el éxito de nuestros proyectos.
Sin embargo, es mucho más difícil reconocer ese amor cuando sentimos dolor.
Dios no permite nada que no sea para un bien mayor. Y cuando estamos en medio de la oscuridad, si perseveramos en la fe, veremos su luz aún más intensa.
De hecho, no se ve la utilidad de encender una vela a la luz del sol, pero cuando está oscuro, su luz nos permite caminar sin tropezar.
Es en los momentos más difíciles cuando el anuncio del amor de Dios por nosotros convence.
Fue clavado en una cruz que el Amor venció a la muerte y conquistó al mundo. Allí está el testimonio del amor extremo, el amor de un Dios por todos y cada uno.
Para hoy: acciones concretas para que el amor de Dios llegue a todos. Y junto, el anuncio con las palabras como coherencia de vida.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Un anuncio tanto más entusiasta y creíble cuanto más nuestro amor a los demás, la concordia y el gozo de servir, corran por nuestras venas; que esa es la "sangre de Familia". Si no anunciamos que Dios es Amor, ¿qué dios anunciamos? (P.M.)