De vez en cuando se publica algo bueno y positivo en los medios de comunicación. Esto podría llevarnos a la desesperación, pero felizmente el bien se propaga en silencio con una fuerza irresistible.
Cadenas de solidaridad para víctimas de desastres naturales y de países en conflicto, instituciones y organizaciones que se movilizan en favor de los más necesitados, personas de buena voluntad que ayudan a enfermos, ancianos y niños abandonados, jóvenes que realizan acciones en favor de la paz, etc.
Todo eso nos hace creer y tener esperanza, pero lo que nos sostiene es la presencia de Jesús entre nosotros que nos dice: “Tengan valor: yo he vencido al mundo” (Jn. 16,33)
Hagamos nuestra parte para sembrar la esperanza: hablemos de lo positivo que existe en cada persona; difundamos buenas noticias; seamos parte de la corriente del bien que muestra el lado bonito de la vida.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Siembra que será tanto más fecunda cuanto más sea fruto de nuestro propio "huerto", victoria personal sobre la impaciencia y la desesperanza que generan las contrariedades -irremediables- de la vida, (las grandes ¡y también las pequeñas!). (P.M.)