Hay personas que son naturalmente acogedoras, que reciben a todos con alegría y disponibilidad.
Todos podemos desarrollar esta habilidad: podemos tener el corazón abierto para acoger a cada persona como nos gustaría ser acogidos.
La acogida no necesita ser programada, puede ser parte de lo cotidiano. Es nuestra disponibilidad al servicio, a la escucha, al compañerismo y a la fraternidad.
La acogida es una forma de amor concreto, que hace a la otra persona sentirse en casa, en familia.
Puede ser practicado en las relaciones familiares, con los amigos, en la profesión y en todos los ambientes.
Acoger a cada persona en su individualidad para que se sienta amada con exclusividad en ese momento de su vida.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Ensanche Dios nuestro corazón para vivir el mensaje de ayer del Papa Francisco: "Ha llegado el tiempo de la fraternidad". "O somos hermanos o todo se derrumba". "Todos vivimos bajo el mismo cielo". "Solos no nos salvamos". (P.M.)