Somos limitados, por ser humanos. Por eso debemos ser pacientes y ayudarnos unos a otros.
Aún no conocí a ninguna persona intolerante que sea feliz; por lo tanto, vale la pena ser tolerante, paciente, compasivo y misericordioso.
Tal vez alguien diga que hay un límite, pero creo que todos quieren para sí la máxima medida de esta expresión del amor.
Lo importante es creer que a pesar de todo y además de todo, el amor entre nosotros es posible.
Para que haya amor recíproco debemos superar todas las barreras: las propias y las que representa el otro.
El deseo de amar nos lleva a ser pacientes y misericordiosos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Así es como nos mira Dios, con una paciencia y una misericordia infinitas. Nosotros le miramos implorando y buscando en esos Ojos también la justicia para esta humanidad que se empeña en el Mal, la guerra y el sufrimiento de los inocentes. (P.M.)