El regalo más grande que puedo hacer al otro, es cumplir lo que Dios quiere de mí en el momento presente.
Dios quiere que yo viva el amor en todo momento, por lo tanto, haciendo su voluntad yo soy un regalo para todos los que pasan a mi lado.
Ser un regalo no significa agradar a las personas, sino amarlas con un amor puro e intenso. De esta manera, les hago llegar el amor de Dios. ¡No hay regalo más grande que este!
Cuando alguien está feliz con lo que hago, veo su reacción. Si primero agradece a Dios y reconoce que fui un instrumento, significa que actué correctamente. Si sucede lo contrario, significa que debo purificar mi amor y hacer las cosas por Dios, para ser un verdadero regalo para el otro en el momento presente
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Por muy "vasija de barro" que nos consideremos, y con toda razón, no olvidemos el "tesoro" que Dios depositó en esa "vasija" al crearnos, y no precisamente para guardarlo. Ofrezcámonos. Sin falsa humildad. Vivir como don es amar. (P.M.)