Cuando amo, también creo en el amor de los demás por mí. No solo a través de un sentimiento, sino por medio de sus actitudes.
Lo único que me impide creer en el amor de los demás es el juicio precipitado: cuando malinterpreto sus acciones. Por ejemplo, el otro demuestra disponibilidad y lo juzgo de interesado; o falta a un compromiso por un motivo de fuerza mayor y lo considero un mentiroso.
Es decir, en la mayoría de los casos el motivo para no creer en el amor de los demás está dentro de mí, y no es real.
El cambio sólo ocurre cuando yo amo, porque desarrollo una nueva mentalidad. La mentalidad del amor recíproco.
Hoy voy a creer más en el amor de los demás, porque no existe reciprocidad en el amor sin la confianza total.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Para construir un "mundo que no es de este mundo, el Reino de Dios", hace falta mirarnos como Él nos mira, con un amor que "todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" ¿Es posible? Para nosotros, no; para Él, sí. (P.M.)