La matanza de los santos niños inocentes, nos dice hasta dónde puede cegar el ansia de poder de aquel Herodes y de tantos Herodes que siguen hoy matando. ¡La dignidad de los niños! los primeros en el reino de los cielos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Las diferencias no hacen del otro mi oponente. Ellas son, de hecho, una gran riqueza, porque fomentan un conocimiento recíproco más profundo y una relación más respetuosa y fructífera.
Respeto la dignidad del otro cuando establezco con él un diálogo y no una discusión; una convivencia pacífica y no una competencia de ideas prejuiciosas.
Respeto la dignidad del otro cuando valoro sus cualidades y reconozco el mérito de sus logros.
Finalmente, respeto la dignidad del otro, cuando por amor, comparto con él mis ideas y opiniones.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento