Por ella y con ella, que también ella rezará. Porque nos dirigirnos a la Virgen siempre juntos. "A ti llamamos, a ti suspiramos gimiendo y llorando". Sin palabras, Ella enjuga esas lágrimas, y nos regala el beso del sosiego. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
"Como una madre que consuela a su hijo, así les daré mi consuelo". (Is. 66,13)
Podemos estar solos, sin gente a nuestro lado, y no sufrimos la soledad.
Sufrimos de soledad, cuando nos sentimos solos, momentánea o constantemente. Cuando ni siquiera sentimos la presencia de quienes están físicamente a nuestro lado.
Está también la soledad más absurda de quien no siente la presencia de Dios en su vida.
Procuremos rezar por las personas que se sienten solas. Rezar y actuar, cuando sea posible, estar presentes usando la creatividad que el amor nos sugiere.
Recordemos a todos aquellos que sufren la soledad. Los cercanos y los distantes.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento