¡Qué mala es la desunión! Es como descoyuntar y desarticular la base social y comunitaria en que Dios nos creó sanos. Se puede caminar "descoyuntados", pero el dolor será siempre el grito que llame a nuestro corazón. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Somos humanos y defectuosos y, por tanto, también imperfectos en la unidad que queremos construir entre nosotros.
Lo que establece la unidad es el amor mutuo, con la consiguiente presencia de Jesús entre nosotros.
Él prometió estar presente allí donde dos o tres estén unidos en su nombre (cf. Mt 18,20).
Con Él la unidad es perfecta. Cuando utilizamos criterios meramente humanos para unirnos con otras personas, podemos tener una unión fuerte, pero ser verdaderamente una sola cosa, sólo es posible en Dios.
Por eso, vale la pena el esfuerzo de cada uno para restablecer sin demora el amor mutuo, cuando este haga falta. Porque con él, la unidad se restablece inmediatamente.
La unidad es sublime y compleja, pero el concepto de amor recíproco nos basta para vivirla lo más cerca posible de la perfección.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento