Porque nuestra vida es una "milicia" o una "carrera" (a veces, de obstáculos), ¿a quién no le tienta alguna vez el desaliento? Recomenzar es, por eso, una palabra mágica, indispensable. Y ¡ojalá tengamos siempre al lado quien nos la recuerde! (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Hay dos tipos de nuevo início, ambos desafiantes, pero igualmente fuentes de alegría.
Existe el recomenzar después de un fracaso, quizás el más desafiante, que requiere mucho coraje, fuerza de voluntad y humildad. Con él viene la experiencia del error o del fracaso, lo que favorece un nuevo início con la capacidad de quien ya intentó al menos una vez. Es un nuevo início que trae la alegría de saber que la victoria está en poder intentarlo siempre, buscando la perfección.
El segundo recomenzar es aquel que viene después del final de una etapa de la vida que ha seguido su curso y ya es una experiencia concluida.
Este recomenzar trae la alegría de lo "nuevo", de una experiencia diferente a la anterior.
Podemos recomenzar con fe, coraje y con la alegría de saber que el Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento