Reconocer y agradecer mis propios talentos, no para destacarme y sobresalir, sino para integrarlos -consciente, humilde y responsable- en la vida común. Es mi vocación. Soy una tesela del mosaico; no soy el mosaico. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cada respiro que tomo debe ser un agradecimiento por la vida.
Cada mirada mía, que contempla y se deja encantar por la vida que me rodea, debe ser una mirada de agradecimiento por ser parte de esta inmensa armonía.
Todo lo que percibo con los sentidos del cuerpo y todo lo que experimento con los sentidos del alma me lleva a entonar un canto de agradecimiento alabando a Dios.
Gracias por todas las alegrías que ya tuve y tendré, por todas las bendiciones recibidas.
También agradezco cada dolor, cada dificultad superada, cada barrera superada, que me hacen más fuerte y más confiado en el inmenso amor de Dios.
Soy agradecido a Dios por todos los dones recibidos, especialmente por el don de amor que Él plantó en mi corazón y que, cuanto más lo distribuyo a todos, más se multiplica.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento