Invadiéndome a mí. Por dentro. Que no haya rincones oscuros, pensamientos negativos, heridas sin curar, rencorcillos por ofensas sufridas... Así, siendo yo luz, mis ojos estarán limpios, y contagiarán la luz. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Todos los días trato de tener un momento de meditación: leo la Biblia, leo extractos sobre algún libro de espiritualidad, escucho un audio o veo video sobre temas espirituales. Siempre es un momento de mucha luz, que me ayuda a vivir mejor el día en sintonía con la voluntad de Dios, con el bien, con el amor.
A veces son momentos de luz tan intensos, que los comparo, en la debida proporción, con la experiencia de Pedro, Juan y Santiago con Jesús en el monte Tabor.
Esta luz me acompaña y se difunde silenciosamente a lo largo del día, iluminando las situaciones difíciles, resaltando el bien, poniendo una barrera al mal y, sobre todo, llegando también a las personas que encuentro.
La luz que recibo de Dios ilumina mi vida y debe, a través de mí, iluminar la vida de quienes me rodean.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento