Es una experiencia al alcance de todos: cuando me recojo interiormente para estar de verdad con Dios, su presencia es una Fuente que lava el corazón de egoísmos y "agua viva" que infunde nuevas ganas de amar y servir. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
No podemos detenernos en la contemplación como si fuera un deleite individual.
Es necesario practicar lo que contemplamos, de lo contrario nuestra fe será sólo un barniz: hermoso por fuera, pero vacío por dentro.
Contemplar a Jesús crucificado nos anima a reconocer su rostro en cada hermano y hermana que sufre; contemplar a Jesús resucitado nos anima a amarnos mutuamente con un servicio concreto, para tener su presencia entre nosotros; contemplar a Dios en la naturaleza nos anima a preservar el medio ambiente; contemplar Su presencia en nosotros nos estimula al servicio de evangelizar con nuestra vida.
Contemplar la presencia de Jesús en su Palabra, en la Eucaristía, nos anima a ser otro Jesús, siervo de todos, abriendo nuestra mente y nuestro corazón al servicio concreto.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento