Si "la puerta de nuestra propia felicidad se abre hacia fuera", quiere decirse que es exigencia saludable intentar ser felices llevando a los demás la felicidad. Oportunos siempre, claro, con la inteligencia del amor. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
La sonrisa que doy no puede ser sólo una mímica. Debe venir desde el fondo del corazón, porque cuando tengo a Dios, tengo paz; y cuando tengo paz, tengo un espíritu feliz.
A veces las situaciones que estoy viviendo pueden ser motivo de dolor, de llanto y angustia. Sin embargo, nada de esto me impide dar mi sonrisa, como un gesto de amor que destila lo amargo en dulzura y que transmite a los demás la esencia de lo que llevo en el alma: la certeza de la paz y la alegría.
“Un corazón contento alegra el semblante” (Pr. 15,13).
Mi corazón está contento cuando puedo amar en todas las situaciones: en la alegría y en el dolor. Porque mi mayor fuente de alegría se origina en el sufrimiento de Jesús en la cruz, cuyo fruto es su resurrección y mi redención.
Abrazos,
Nacimiento de Apolonio Carvalho