Amor que, creciendo en sensibilidad, detectará no solo la pobreza material, también la moral y espiritual: la tristeza, la exclusión, la soledad... en personas, tal vez cercanas, necesitadas solo de una mirada y una atención cordial. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Tener un amor concreto por los pobres es la esencia del amor cristiano, porque fue el amor preferencial de Jesús: por los pobres desde el punto de vista material y por los que son pobres de Dios, es decir, los pecadores.
Cuando amamos a los pobres no podemos tener en cuenta sólo sus necesidades, sino también sus sentimientos. Él debe sentir que estamos compartiendo y no sólo dándole una limosna.
Cuando valoramos la dignidad de una persona pobre, estamos luchando para que haya justicia social y le brindamos la oportunidad de entender cómo defender sus derechos, cómo desarrollar sus capacidades, para que pueda lograr una mejora social y humana.
Por el simple hecho de querer amar a los pobres, podemos inspirar un cambio social a nuestro alrededor, podemos ser luz para el mundo y hacer que todos vivan como dignos hijos de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento