Virtud atractiva que conquista los corazones. Es el fruto hermoso y maduro del amor. Hermosura y madurez nacidas del desprendimiento del propio yo. ¿No se desprende del hueso fácilmente el melocotón fresco y maduro? (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Está científicamente comprobado que las personas generosas liberan endorfinas, conocidas como hormonas de la felicidad.
Las personas generosas también experimentan lo que está escrito en Hechos 20,35: "Hay más felicidad en dar que en recibir".
En los otros a nuestro alrededor la generosidad inspira gratitud, reconocimiento y aprecio.
Ser generoso es tener un amor abundante y que siempre está en acción.
Quien es generoso comprende más profundamente las acciones de Dios, ya que Él recompensa generosamente incluso los pequeños gestos. (Cf. Mt 10,42)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento