Sin dejar de ver el mal, incluso combatirlo, en los demás, dejamos el juicio a Dios, y, como hijos suyos, intentamos amar a todos, incluso rezar por los enemigos (Mt 5,44). Siempre venciendo el mal con el bien. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Una de las mayores sensaciones de libertad que podemos experimentar es cuando eliminamos los prejuicios de nuestros corazones. Esto es posible cuando tenemos amor incondicional, que respeta la individualidad y diversidad de cada persona. Cuando valoramos y aceptamos las diferencias sin juzgar.
Las apariencias nos llevan a etiquetar a las personas, cuando tenemos estereotipos concebidos socialmente como “normales”. Quien no encaje en esta etiqueta queda excluido. ¡Esto es prejuicio!
Cuando amamos con pureza, todos estos conceptos desaparecen y nuestras relaciones dejan de ser selectivas y se vuelven inclusivas.
Cada persona merece ser amada y comprendida en su individualidad y en su diversidad.
El amor es la mejor manera de combatir los prejuicios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento