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PALABRA DE VIDA OCTUBRE 2025. «Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 121,2).

¿Quién no ha sentido alguna vez en la vida que no puede más? Es lo que le pasa al autor del salmo 121, que pasa por circunstancias difíciles...

domingo, 5 de octubre de 2025

Pasa palabra 5 de octubre de 2025 ABANDONARSE EN EL ABRAZO DEL PADRE

Son esos brazos los que están sosteniendo mi vida y la vida del universo. Lo sienta yo o no (es cuestión de fe, no necesariamente de sensibilidad), Él me está protegiendo, con mis pesares y mis problemas. Y no resuelvo yo nada agobiándome por ellos. (Padre Manolo Morales o.s.a.).

Hay momentos en que las fuerzas parecen faltar y la incertidumbre pesa más que la esperanza. En esos momentos, la invitación de Dios no es a soportar solos, sino para abandonarnos a Su abrazo de Padre. Esta entrega no es debilidad, sino confianza: creer que somos amados, apoyados y cuidados incluso cuando no entendemos los caminos.

El abrazo del Padre nos devuelve la paz, porque en él encontramos aceptación sin condiciones. Él no exige perfección, solo un corazón abierto.
Cuando nos dejamos guiar por este amor, aprendemos a descansar, a liberarnos del miedo y a vivir con sencillez y gratitud.
Abandonarse es descubrir que, en el abrazo del Padre, no hay soledad, solo una presencia que consuela y renueva.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento

sábado, 4 de octubre de 2025

Pasa palabra 4 de octubre de 2025 SOLO EL AMOR VALE

"Para Jesús, solo el amor puede purificar todo lo que hacemos.
Quien ama no peca, no mata, no calumnia, no roba, no traiciona.
Así pues, dejémonos guiar por el amor, las veinticuatro horas del día, por el amor a Dios y al prójimo." Chiara Lubich.
Estamos hechos así. Por tanto, solo "valemos" si amamos. Aquí y en la otra vida. Porque allí solo entra el amor. Un tiempo sin amar, pues, es un tiempo perdido. Vale rehabilitarnos enseguida y reencender el amor. Y solo así seremos felices. (Padre Manolo Morales o.s.a.).

Los títulos, los logros y las posesiones pasan; los recuerdos se desvanecen; las fuerzas se desgastan. Pero el amor, cuando es vivido con sinceridad, deja huellas eternas. Es la verdadera medida de la vida, el criterio que da sentido a nuestras decisiones y a nuestra existencia.
Amar es elegir el bien del otro, es ir más allá de los propios intereses para ver las necesidades del prójimo y acogerlas.
El amor no es solo un sentimiento, sino una decisión constante de sembrar paz, perdón y generosidad. Es en el amor que encontramos la plenitud de la fe y la realización más profunda de nuestra humanidad.
Solo el amor vale, porque es lo que une los corazones, sana las heridas y refleja la presencia de Dios en el mundo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento

viernes, 3 de octubre de 2025

Pasa palabra 3 de octubre de 2025 COMPROMETERSE CON EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Es saludable, aunque pueda parecer pretencioso, que, más allá de mis preocupaciones personales y mis lazos familiares y sociales, yo me plantee qué necesita de mí esta "hermana madre tierra", nuestra casa común, qué espera ella de mí. (Padre Manolo Morales o.s.a.).

Cuidar la Creación es más que una actitud ecológica; es un compromiso espiritual, ético y humano.
Cuando reconocemos que todo lo que existe es un don, comprendemos que no somos dueños absolutos de la Creación, sino solo guardianes responsables de su preservación.
Comprometerse con este cuidado significa repensar las decisiones personales y colectivas, buscando formas de vida que promuevan la armonía y el respeto.
Comprometerse es mirar más allá de uno mismo, participando en iniciativas sociales y comunitarias que luchan por la justicia ambiental y la inclusión, ya que el clamor de la naturaleza a menudo se fusiona con el clamor de los pobres.
Este compromiso nace de la conciencia de que cuidar la Creación es, al mismo tiempo, cuidar del prójimo y de nosotros mismos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento

jueves, 2 de octubre de 2025

ENCUENTRO DE PALABRA DE VIDA LUNES 6 DE OCTUBRE 17,30 EN LOS SALESIANOS

El próximo lunes 6 de octubre a las 17,30 en los Salesianos de Cádiz, en la Avenida de María Auxiliadora,  tendremos un encuentro de Palabra de Vida del Movimiento de los Focolares. Están invitados todos los que lo deseen.

Pasa palabra 2 de octubre de 2025 CONSTRUIR RELACIONES ALEGRES

Algún maestro de espíritu ha enseñado que el demonio, cuando ve una cara triste, se cuela dentro, nos daña y nos separa. En cambio, cuando ve una cara alegre, entiende que "el Guardián" está a la puerta y huye. Y esa alegría nos acerca y nos une. (Padre Manolo Morales o.s.a.).

Las relaciones alegres se construyen poco a poco, como quien construye una casa con cada detalle.

Construir alegría con el otro significa elegir la sutileza sin perder profundidad. Significa saber reír juntos, incluso en los días difíciles, y también ofrecer apoyo cuando no hay motivo para reír. Significa crear un espacio donde cada persona se sienta libre de ser quien es, sin presiones innecesarias.
Relaciones alegres no significan ausencia de conflictos, sino más bien no dejar que el dolor domine el deseo de caminar juntos.
Cuando nos esforzamos por cultivar este tipo de vínculo, nos damos cuenta de que la alegría no es solo un sentimiento pasajero; es tierra fértil que sustenta la amistad, el amor y la convivencia.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento

miércoles, 1 de octubre de 2025

Pasa palabra 1 de octubre de 2025 AUMENTAR LA ESPERANZA

Porque el Mal no cesa (físico, moral, individual, social...), y ello atemoriza y entristece, no puede dejar de crecer la esperanza: Dios, el Sumo Bien, nos pide mostrar la belleza y el sentido de la vida, que vale la pena vivir contentos en este mundo. (Padre Manolo Morales o.s.a.).

A menudo confundimos la esperanza con esperar pasivamente, pero en realidad es movimiento, un impulso silencioso que nos lleva a intentarlo de nuevo, a creer que el mañana puede ser diferente.
Aumentar la esperanza no significa negar las dificultades, sino ver más allá de ellas. Es como cultivar un jardín: no basta con soñar con las flores; necesitamos cuidar la tierra, regar, podar y ser pacientes con los tiempos de la naturaleza.
Podemos fortalecer nuestra esperanza observando lo que ya hemos superado y eligiendo ver posibilidades donde parece que solo hay límites.
La esperanza es la valentía de perseverar en forma de semilla. Cuanto más la cultivamos, más se multiplica, dentro y alrededor de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento

PALABRA DE VIDA OCTUBRE 2025. «Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 121,2).

¿Quién no ha sentido alguna vez en la vida que no puede más?

Es lo que le pasa al autor del salmo 121, que pasa por circunstancias difíciles y se pregunta de dónde le puede venir la ayuda que necesita.

La respuesta es la afirmación de su fe en Dios, en quien confía. La convicción con la que habla del Señor, que vela y protege a cada uno y a todo el pueblo, expresa una certeza que parece nacer de una profunda experiencia personal.

«Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra».

En efecto, el resto del salmo es el anuncio de un Dios poderoso y amoroso que ha creado todo lo que existe y lo protege día y noche. El Señor «no deja titubear tu pie, no duerme tu guardián» (Sal 121,3), afirma el salmista, deseoso de convencer a quien lo lea.

Envuelto en dificultades, el autor ha levantado los ojos (cf v. 1), ha buscado dónde agarrarse fuera de sí y de su entorno más inmediato y ha encontrado una respuesta.

Ha experimentado que la ayuda viene de aquel que ha pensado y dado vida a cada criatura y sigue sosteniéndola en todo momento, sin abandonarla nunca (cf. v. 8).

Cree firmemente en este Dios que vela noche y día sobre el pueblo entero -es «el guardián de Israel» (v. 4), hasta tal punto que no puede dejar de comunicarlo a los demás.

«Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra».

En los momentos de incertidumbre, angustia y vacilación, Dios quiere que creamos en su amor y nos pide un acto de confianza. [...] quiere que aprovechemos estas penosas circunstancias para demostrarle que creemos en su amor. Lo cual significa tener fe en que él es nuestro Padre y piensa en nosotros. Arrojar en él todas nuestras preocupaciones. Cargarlas sobre él»[1].

Pero ¿de qué modo nos llega a cada uno la ayuda que viene de Dios?

La Escritura narra muchos episodios en los que esto se concreta a través de la acción de hombres y mujeres -como Moisés, Elías, Eliseo o Ester- llamados a ser instrumentos de la solicitud de Dios por el pueblo o por alguna persona en particular.

También nosotros, si «levantamos la mirada», reconoceremos la acción de personas que, conscientemente o no, acuden en nuestra ayuda, y estaremos agradecidos a Dios, de quien procede en última instancia todo bien (Él ha creado el corazón de cada uno) y podremos testimoniarlo a los demás.

Por supuesto, es difícil darse cuenta de ello si estamos encerrados en nosotros mismos y si, en los momentos difíciles, pensamos en cómo salir adelante solo con nuestras fuerzas.

En cambio, cuando nos abrimos, miramos alrededor y levantamos los ojos, descubrimos que también nosotros podemos ser instrumentos de Dios que se ocupa de sus hijos. Nos damos cuenta de las necesidades de los demás y podemos ser una ayuda preciosa para otros.

«Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra».

Cuenta Roger, de Costa Rica: «Un sacerdote que conocía me anunció que iba a venir a verme una persona para recoger unos pañales para adultos que le había ofrecido el grupo solidario del que formo parte, sabiendo que un parroquiano suyo los necesitaba. Mientras lo esperaba, vi pasar por delante a una vecina que estaba pasando por una situación muy difícil, y le di los últimos siete huevos que tenía, y otras cosas de comer. Se quedó sorprendida porque no tenía nada para comer, ni ella, ni su marido ni sus hijos. Le recordé la invitación de Jesús: «Pedid y se os dará» (Mt 7,7), subrayando que él está atento a nuestras necesidades. Volvió a casa feliz y agradecida a Dios.

Por la tarde llegó a casa la persona enviada por el sacerdote. Le ofrecí un café. Era camionero, y hablando, le pregunté qué transportaba. «Huevos», me dijo, y me regaló 32».

Silvano Malini y el equipo de la Palabra de Vida