Son los primeros en el corazón de Dios. Y atención a no "favorecernos", considerarnos, valorarnos solo cuando producimos y somos útiles. La persona es el valor. Empezando por nosotros mismos: proteger lo que somos, no lo que parecemos. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Él demuestra que la verdadera grandeza no reside en dominar, sino en servir; no está en buscar el poder, sino en defender la vida allí donde es más frágil.
Los indefensos pueden ser los niños, los ancianos, los enfermos, los marginados, incluso la naturaleza herida por el hombre.
Proteger a los indefensos es dar voz a quien no la tiene, es tender una mano donde hay abandono, es luchar por la dignidad de cada persona como imagen y semejanza de Dios.
Esta misión comienza con pequeñas acciones, pero también se extiende a los grandes gestos de solidaridad, de compromiso social y de defensa de la vida en todas sus formas.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento