Porque el Mal no cesa (físico, moral, individual, social...), y ello atemoriza y entristece, no puede dejar de crecer la esperanza: Dios, el Sumo Bien, nos pide mostrar la belleza y el sentido de la vida, que vale la pena vivir contentos en este mundo. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Aumentar la esperanza no significa negar las dificultades, sino ver más allá de ellas. Es como cultivar un jardín: no basta con soñar con las flores; necesitamos cuidar la tierra, regar, podar y ser pacientes con los tiempos de la naturaleza.
Podemos fortalecer nuestra esperanza observando lo que ya hemos superado y eligiendo ver posibilidades donde parece que solo hay límites.
La esperanza es la valentía de perseverar en forma de semilla. Cuanto más la cultivamos, más se multiplica, dentro y alrededor de nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento