No pierdo el tiempo, no; orar es lo más importante, sanador y hermoso que puedo hacer. Reza el murmullo del río a la fuente de donde nace. Canta al Creador el trino de los pájaros. Reza y festeja la Vida al nacer el primer llanto del bebé. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En la oración, no necesitamos discursos bonitos; basta con ser auténticos, como un hijo que se presenta ante el Padre.
Es en el silencio de la oración que encontramos paz, fuerza y orientación.
A veces rezar significa hablar; otras, simplemente escuchar. A veces es un clamor; en otras, pura gratitud.
Rezar es el aliento del alma, es entregarse al cuidado de Dios y confiar en que Él camina con nosotros a cada paso.
Rezar es también nuestro trabajo y nuestra rutina diaria, cuando todo lo hacemos por amor.
La oración transforma el corazón y, a través de ella, Dios puede transformar el mundo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento