¡Es tan necesaria en esos momentos una presencia amiga! ¡Pueden ser tan duras la soledad y la oscuridad que trae el sufrimiento! Lo admirable es que la unión de corazones hace especialmente presente a Dios, y Él es Luz y Fortaleza Sumas. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Muchas veces, basta con escuchar, una mirada compasiva, o la presencia silenciosa que reconforta. Es en este sencillo gesto donde se manifiesta la grandeza del amor, pues al cuidar el sufrimiento del otro, también somos transformados y aprendemos a vivir con más humanidad y esperanza.
La verdadera cercanía no se mide por la distancia física, sino por la capacidad de "sentir" junto con el otro.
No significa cargar el peso que no nos pertenece, sino permitir que el corazón se abra para compartir, consolar y estar presentes. Esta actitud es reflejo del amor que no se limita a sí mismo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento