Llama ese dolor a nuestro corazón. Son momentos que pesan y deprimen y nublan las ganas de vivir. Necesitamos de la compañía. Ser compañeros y poder acompañar... ¡qué hermosa condición! Dios nos ha hecho así: sensibles, solidarios. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Buscar a quienes están solos es más que una obra de misericordia; es un compromiso con la humanidad que podemos asumir en nuestra vida diaria.
Cuando nos acercamos a quienes están solos, no solo les llevamos palabras, sino la seguridad de que no están olvidados.
Muchas veces, basta una visita, una sonrisa sincera para iluminar el corazón de la persona que se siente sola.
Al buscar a los que están solos, también descubrimos que en nuestro interior hay una sed de encuentro. En el abrazo al solitario, nosotros también encontramos consuelo y sentido.
Nuestra presencia amistosa es, muchas veces, el mayor regalo que podemos ofrecer.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento