No debería conformarme nunca con la superficialidad en mis relaciones. Acercarme con la atención cordial que merece la persona (más allá de su apariencia) es encender una luz que da valor y sentido a nuestra vida social. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
A menudo juzgamos a las personas, las situaciones o incluso a nosotros mismos únicamente por lo que se ve desde afuera.Las apariencias pueden ser engañosas, ocultando profundas riquezas o incluso heridas silenciosas. Por eso, Dios mira nuestro corazón y nos invita a ir más allá de lo superficial.
No detenerse en las apariencias significa aprender a ver con los ojos de la confianza y de la misericordia. Es percibir el valor que se esconde en cada persona; descubrir la semilla de la bondad que aún puede brotar; percibir la presencia del bien incluso en medio de las dificultades.
Cuando buscamos tener esta perspectiva más profunda, lo que vemos deja de ser un escenario de máscaras y comenzamos a percibir la verdadera belleza del ser humano: la belleza que nace del interior, donde Dios habita y actúa.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento