La unidad entre los cristianos sucede cuando la realiza el mismo Jesús.
No somos nosotros los que realizamos la unidad, pero podemos vivir por ella. Vivir para que Dios la realice.
El camino más corto es vivir el amor al hermano a gran escala. Que amar al prójimo como a uno mismo signifique también amar a la iglesia del otro como si fuera la propia.
Cuando “Donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mt. 18,2.0) sea lo mismo que “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16,18), la unidad es posible.
Cuando existe el amor recíproco entre los cristianos, estas dos citas se entienden bien a la luz de la sana doctrina de Cristo y en el respeto por las tradiciones.
Una es el complemento de la otra y la unidad se realiza en Cristo con el “Que todos sean uno”. (Cf. Jn. 17,2.0-26)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento