La mayor alabanza que podemos dar a Dios, que es uno en tres Personas, es construir entre nosotros una unidad que nos haga más semejantes a Él en la Santa Trinidad.
Esta es una gracia que debemos pedir constantemente: que se acaben las divisiones, que cesen los conflictos, que exista paz, que se realice la unidad entre las personas y entre los pueblos.
Es un sueño, pero es el sueño de Dios. Puede que solo sea una oración, pero es la última que Jesús hizo antes de volver al Padre: “Que todos sean uno”
Este debe ser nuestro compromiso en cada grupo en que estamos, en cada familia, en el trabajo, en todas partes. Ser signo de unidad en la vida cotidiana, viviendo intensamente el amor, para que la unidad sea posible y que nadie quede excluido.
Lo único que llevaremos a la eternidad son el amor y la unidad, por ser a semejanza con Dios Uno y Trino.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Ahí, en las circunstancias normales de la vida, es donde aparecemos verdaderos y creíbles, sin artificios, naturales. Unidos habitualmente a Dios, vamos contagiando sus dones (P.M.)