El perdón debe comenzar dentro de nuestro corazón, porque el resentimiento rompe la conexión que tenemos con el otro.
Perdonar concretamente significa retomar esta conexión, caso contrario es un perdón solo de palabra.
No podemos decir que perdonamos cuando ya no queremos relacionarnos con la persona que nos ofendió. Imaginen si Dios hiciera lo mismo con nosotros: perdonarnos pero no querer vernos nunca más.
Dios no solo perdona, sino que olvida. Y después nos ve con ojos nuevos.
El perdón concreto es el que empieza dentro de nosotros y termina con la reconciliación, restaurando la armonía en la relación.
Recomencemos la relación rota con una completa “amnistía” en nuestro corazón.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
No solo perdonar "en general" y en abstracto a quienes nos ofenden. ¡Concretar! ¿Hay alguien a quien no "le caemos bien", de cuya simpatía no gozamos? Pues que ni eso agríe nuestro corazón. ¡Somos tan distintos, gracias a Dios! (P.M.)