Amor y misericordia son una doble acción de la misma virtud: servicio concreto y perdón irrestricto.
El amor representa el servicio dirigido a la persona de Jesús presente en cada prójimo, con disponibilidad y entrega, al punto de sentir la gratitud de Dios en nuestro corazón.
La misericordia significa perdonar con sinceridad, yendo más allá del razonamiento humano y asumiendo la lógica de Dios, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.
Servir sin juzgar si el otro merece o no ser amado, amar sin pretensiones y sin hacer distinción entre las personas.
Amar primero y perdonar siempre!
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento