El desafío que hay que vivir hoy es muy concreto: reconstruir la relación con esa persona con la que pensamos que la reconciliación es imposible.
No ganamos nada rompiendo las relaciones. Pensando en castigar al otro, terminamos por herirnos a nosotros mismos. Nada de eso vale la pena.
Las rupturas no nos hacen felices. La separación a veces es necesaria, pero el rompimiento nunca, porque eso sucede dentro de nosotros.
Empecemos por reconstruir lo que se rompe dentro de nuestro corazón, después vamos al encuentro de la persona de la que nos hemos distanciado para reconstruir la relación, porque de eso depende también, la calidad de nuestra unión con Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Cuando nuestras relaciones se construyen solo sobre sentimientos que van y vienen, "la Casa" no tendrá más fundamento que la "arena movediza". De "roca firme" somos solo cuando Dios -Vida interior- construye con nosotros Su Familia. (P.M.)