“El que sabe, pues, lo que es correcto y no lo hace, está en pecado.” (Stg. 4,17)
Siempre es bueno hacer el bien, en cualquier situación.
Independientemente de las personas que van a disfrutar de este bien sean merecedoras o no. Lo más importante es que nos convertimos en mejores personas a través del bien que hacemos.
Cuando hacemos buenas obras, naturalmente descartamos de nuestro corazón la vanagloria y la soberbia, porque el verdadero bien se hace con humildad.
Nuestra justicia no debe ser practicada delante de la gente para ser bien vistos. Debemos practicarla delante de Dios con sinceridad de corazón.
Cuando más conocemos el bien, más debemos practicarlo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Desde el corazón de cada uno, unido al bien de tantos otros corazones, creyentes y no creyentes. Todos, dedicados hoy intensamente a la oración y a un examen de conciencia ante Dios Padre, que nos quiere hermanos, no enemigos. (P.M.)