Soy comprensivo cuando comprendo al otro sin que él tenga que explicarse, cuando me pongo en su lugar y lo justifico dentro de mí. Si él estuviera equivocado, puedo ayudarlo a corregirse sin juzgarlo; si tuviera limitaciones, puedo ofrecerle mis talentos para compensar su deficiencia; si estuviera en la ignorancia, puedo instruirlo.
Delante del otro debo recordar que yo también me equivoco, que también soy vulnerable, que no estoy completo sin él. Es decir debo ser humilde.
La comprensión es la característica de los que aman, porque la caridad es paciente, es generosa y bondadosa, no se irrita contra nadie, sino todo lo espera, todo lo cubre, todo lo cree y todo lo soporta. Es así que la define el apóstol Pablo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Lo sepamos o no, lo entendamos o no, Dios, Padre de la Humanidad, está intentando educarnos y prepararnos a todos para una feliz eternidad. Mirarnos así mutuamente, con un corazón comprensivo y paciente, es favorecer Su trabajo. (P.M.)