“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.” (Jn. 15,13)
El amor de Dios es lo que Jesús trajo al mundo.
La muerte de Jesús en la cruz tuvo el objetivo de unirnos a Dios y entre nosotros. Canceló todo pecado y toda culpa; pero para el éxito de su obra, espera nuestra parte: abrirnos al amor de Dios como él lo hizo.
Dejó la prueba del amor extremo que podemos tener unos por los otros.
Pues bien, volvamos a nuestra vida cotidiana, donde encontraremos personas agradables o no, simpáticas o no, gente con alguna necesidad, extranjeros, incluso alguien que puede ser nuestra competencia, etc. Debemos tener el mismo amor con todos, podemos abrir nuestro corazón, para que nuestro amor tenga la misma dimensión que el amor de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Que, con ser el Creador de todo y de todos, tiene un "Corazón de Padre". Así aprenderemos a ser padres y madres de tanta humanidad huérfana, expresando nosotros la fuerza y la ternura de Él frente a tanto "perverso abuso de poder". (P.M.)