Este es el mayor desafío del verdadero amor, porque tengo que querer para el otro todo lo que quiero para mí.
Cuando elijo algunas ropas para donación, tengo cuidado de verificar que estén en buenas condiciones. Es decir, que yo aún usaría esas ropas.
Lo mismo sucede cuando doy algo para comer a alguien, trato de dar algo que tenga la misma calidad que la comida de la cual me alimento.
Jesús dice que cuando amo a Dios sobre todas las cosas y a mi prójimo como a mí mismo, vivo toda la ley. Y que no hay mandamiento más grande que ese. (Cf. Mc. 12,30-31)
De hecho, cuando amo, vivo tanto los preceptos de la ley divina cuanto lo preceptos de las leyes civiles. Pero, la medida de este amor debe ser “como a mí mismo”
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Prójimo que, gracias a los medios, puede acercarse hoy hasta nosotros con la crudeza de sus dramas y sufrimientos. Pero ¿sentirnos más cercanos nos hará más hermanos? Solo Dios Padre puede hacer nuestro corazón semejante al suyo. (P.M.)