Esa necesidad que veo en mi prójimo y me duele, es una llamada que me recuerda la finalidad social de mis bienes. No soy su dueño/a absoluto/a, sino su administrador/a. Ello me exige no ser egoísta y no olvidar a los demás. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Debemos tener sensibilidad y compasión. Sentir la necesidad del otro como si fuese la nuestra. Después, hacer lo que esté a nuestro alcance.
Y cuando no podamos hacer nada, ofrecer oraciones, una palabra de consuelo, aliento para perseverar o simplemente estar a su lado.
Recibir a la persona con los brazos abiertos, demuestra solidaridad y disponibilidad para ayudar.
Una presencia amiga en momentos de necesidad aporta seguridad, consuelo y mucha luz.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento