"¡A qué poco sabe la vida sin amigos!", decía San Agustín. Y en sociedades tan escasas de ideales y valores ¿no será más que necesario caminar de la mano, forjar entre nosotros vínculos fuertes, lazos de afecto y comunión? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Hagamos algunas comparaciones para entender cómo vivir bien el mensaje de hoy: imaginemos un grupo de turistas que tienen un guía. Si el guía es bueno, el recorrido será excelente; o un grupo que practica senderismo. La presencia de un guía experimentado es fundamental para el éxito de la aventura.
Si decidimos seguir a Jesús juntos, caminaremos hacia una meta segura. Todos con el mismo ideal de construir el Reino de los Cielos entre nosotros.
Juntos hacemos mejor todas las cosas. Y teniendo a Jesús como guía, haremos mejor la voluntad de Dios.
Caminar juntos, no como una multitud anónima, sino como hermanos y hermanas; como un rebaño que sigue la voz del Buen Pastor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento